Arqueología

La Arqueología se convierte en una ciencia

De este modo, la Arqueología quedaba directamente al servicio de la política. Y el terreno era especialmente favorable para esta unión. En realidad, la grandeza de Egipto había desaparecido desde hacía siglos, pero las condiciones de la historia y las particularidades climáticas habían protegido hasta cierto punto los vestigios de la antigua gloria. Muy a menudo, los monumentos habían sido cubiertos por las arenas del desierto: pero, felizmente, apenas habían sufrido ningún proceso de destrucción o degradación, tal como había sucedido en las restantes civilizaciones conocidas. Por otra parte, los trabajos emprendidos a raíz de la expedición a Egipto, que iban a prolongarse durante todo el s. XIX, se beneficiaron ampliamente de las experiencias obtenidas desde medio siglo antes en Italia. Y, sobre todo, se había formado ya, durante dos o tres generaciones, un nuevo tipo de investigadores con unos sólidos conocimientos científicos. La Arqueología, que hasta ahora había sido del dominio de aficionados más o menos ilustrados, va a entrar a formar parte, desde entonces, de las disciplinas científicas. Ayudada por el interés que el público culto manifiesta por los descubrimientos de Egipto, la investigación arqueológica va a verse beneficiada por toda una serie de medios que le van a permitir alcanzar resultados apasionantes. Un universo desconocido se abre ante los ojos de Occidente y revela la nueva sensibilidad del romanticismo naciente.

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