Algunas manifestaciones del "ojo fotográfico"

El ejemplo americano

A partir de los años treinta, algunos fotógrafos americanos, como Steichen, Stieglitz o Weston, quienes concedían una primordial importancia a la calidad de las pruebas y al rigor de la composición, comenzaron a exponer sus obras en una galería de arte neoyorquina. Cuando uno de los visitantes quiso adquirir una prueba, y el precio se fijó en función de una valoración artística semejante a la existente en el mercado de la pintura (no se compra el lienzo, el marco ni el tiempo invertido en el trabajo, sino un «plus» de expresión, la «plusvalía» artística), la fotografía entró en el mercado tradicional del arte e inventó sus coleccionistas. Los Estados Unidos constituyen el mercado fotográfico más floreciente, aunque, desde hace aproximadamente diez años, se ha ido formando un mercado europeo. Ello se debe a la voluntad de una nación relativamente nueva por foliarse una historia, para lo que tiene que reunir todas las huellas posibles del pasado, adquiriendo, a elevado precio, copias fotográficas o daguerrotipos raros. En lo concerniente a las obras de fotógrafos contemporáneos, aparte de algunas colecciones particulares, lo principal del mercado está constituido por las colecciones guardadas en museos y por las donaciones —deducibles del impuesto sobre la renta— a instituciones culturales.

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