De la «guerra boba» a la guerra relámpago

Una derrota extraña

Durante las primeras semanas de la guerra se produjo el triunfo del ejército alemán en Polonia. En Europa septentrional las tropas rusas declaran la guerra a Finlandia, país que poco después sufrirá la invasión alemana, la cual se extiende, en abril del año 1940, a Dinamarca y a Noruega, con lo que Alemania se asegura el control de las vías de comercialización del hierro. Mientras tanto, en occidente da comienzo la campaña de Francia. El desastre francés es total y aún hoy siguen en pie las preguntas sobre sus causas; hay quienes ponen el acento en la ineficacia de los mandos del ejército, en tanto que otros hablan del carácter obsoleto del armamento y de las tácticas defensivas. La ofensiva alemana comenzó el 10 de mayo, para terminar un mes después con una victoria total: el 12 de junio, el general Weygand se ve obligado a ordenar la retirada general de sus efectivos. El gobierno francés, dividido, firma, por último, el «armisticio de la vergüenza» en Rethondes, en el vagón de 1918. Francia queda dividida en dos: la Francia libre al sur, el territorio ocupado al norte; el ejército francés se desmoviliza. Desde ese momento, Alemania encuentra campo libre para desarrollar según sus propios criterios la propaganda nazi, con la ayuda del gobierno colaboracionista formado por el mariscal Pétain.

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