El áspero sabor de la vida: los contrastes de la Edad Media

La precariedad de la vida

«¡Líbranos, Señor, del hambre, de la peste, de la guerra!» esta súplica del s. XIV es un buen resumen de los infortunios del tiempo. A fines de la Edad Media, la mortalidad es enorme. La mayoría de las familias son mutiladas por la desaparición del padre o de la madre, y los que se libran de la fuerte mortalidad infantil ven reducida su infancia al mínimo, debido al trabajo y al casamiento precoces. Así, para olvidar la dureza de la vida, multiplican las fiestas y los divertimientos. Cada acto de la vida, de esta vida tan preciosa, es pretexto para ritos y procesiones. Las riquezas se exhiben lujosamente. En definitiva, es tiempo de violentos contrastes, de alegrías delirantes, de profundas emociones.

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