El comic al servicio de una campaña

La apuesta de la firma Renault

En el mercado del automóvil, hacia los años setenta, dominaban dos tipos de coche: por una parte los coches grandes, potentes, símbolos del éxito, del prestigio; por otro lado, los coches pequeños, una caja y cuatro ruedas, considerados únicamente como un medio de transporte. La estética tenía poca importancia y lo que más pesaba era acceder, a través del coche, a la autonomía. En 1972, cuando todos los estudios de mercado que se habían llevado a cabo en esa época no predecían un porvenir importante para el vehículo de dos puertas, la fábrica Renault tuvo la audacia de lanzar el R5. Sin embargo, este lanzamiento tenía un objetivo preciso: la Renault quería llegar al universo de los consumidores que no pertenecían a su ámbito tradicional de clientela: las mujeres, los jóvenes, los solteros, las categorías socioprofesionales superiores. En esta época, la imagen de Renault, efectivamente, era popular y funcional. De modo que había que salirse de la tradición, aportar fantasía y también garantías serias.

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