El mundo germánico y el nacimiento de Suiza

La Bula de Oro

El secular enfrentamiento entre los soberanos alemanes y el papado conoce su «canto del cisne» con Luis de Baviera (1314-1347). Igual que en los mejores tiempos de los Hohenstaufen, el emperador y el papa Juan XXII se enfrentan violentamente. La Santa Sede, que desea claramente el debilitamiento del Imperio, utiliza para ello todas las armas a su alcance, desde la acusación de herejía hasta la excomunión y la convocatoria de un concilio. Pero los tiempos no están ya para semejantes luchas, que agotan y destruyen a ambos contendientes. El sucesor de Luis en la dignidad imperial, Carlos IV (1346-1378), pertenece a la poderosa casa de los Luxemburgo y opta por una estrategia más realista. Promulga la llamada Bula de Oro (1356), con la que proporciona a su país el primer texto constitucional y fija de una manera definitiva las modalidades para la elección imperial. En lo sucesivo, cualquier decisión necesitará el acuerdo previo de una dieta o asamblea en la que se reúnen los electores y representantes de las ciudades y de los príncipes. El poder del emperador adquiere un matiz más honorífico, pero sin embargo gana en cuanto a su contenido, más alemán, mientras que la aprobación del pontífice pasa a un segundo plano.

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