Esparta, una ciudad de guerreros

Los griegos atribuían las instituciones espartanas a un legendario legislador, Licurgo. Nacida de la fusión de cuatro pueblos, la ciudad estaba regida, desde el s. VIII a. C., por la gran Rhetra (o ley). Mas, serán precisos dos siglos para que el sistema se afirme, adoptando la forma de un Estado oligárquico y militar, enemigo de las democracias que se desarrollan por otras partes de Grecia. Dos reyes gobernaban la ciudad. Uno de ellos lo suministraba, según parece, una antigua familia aquea que consiguió imponerse al conquistador dorio. El otro era un dorio precisamente. Sus poderes eran militares y religiosos al mismo tiempo. Cinco magistrados, los éforos, dirigían la policía, vigilaban la educación de los niños y controlaban a los reyes, a los jueces y a los ciudadanos. Un Consejo de ancianos, de 28 gerontes de más de 60 años, se ocupaba de la política exterior.