Una terapéutica antigua La medicina tradicional fundada en la acupuntura está profundamente arraigada en el pensamiento chino y sigue siendo una terapéutica médica aún viva que se basa en la antigua filosofía del tao y que ha sufrido el paso de los siglos sin experimentar grandes modificaciones. El ser humano es considerado como un microrreflejo del cosmos cuyas dos grandes fuerzas, el yin y el yang, determinan el equilibrio energético: el chi. Los órganos no son estructuras concretas y bien localizadas, sino más bien entidades dotadas de funciones y unidas por numerosas correlaciones. Así pues, la acupuntura, más que una disciplina científica con un sistema de referencias como la neuroanatomía o la neurofisiología, sigue siendo una ciencia humana y filosófica dentro de la cultura y el espíritu chinos. El diagnóstico se deriva de la palpación ritualizada de unos doce puntos radiales imaginarios perfectamente localizados, y las decisiones terapéuticas se basan en fórmulas planteadas en torno a las relaciones recíprocas entre los cinco elementos míticos: el fuego, la tierra, el metal, el agua y la madera. El tratamiento consiste en introducir unas finísimas agujas de metal en determinados puntos de acupuntura que se encuentran meticulosamente descritos en todos los tratados sobre la materia.