Herramientas manuales

Del trabajo de las tierras en profundidad

Sin conocer las técnicas de preparación del suelo no podemos hablar de horticultura: las semillas no germinarían, los esquejes no prenderían, las plantas se marchitarían y las flores morirían asfixiadas. A falta de un motocultor, habrá que poner manos a la obra y empuñar el mango de la herramienta. Pero, ¿cuál? La pala de jardinero es un útil casi universal para el hortelano; su borde corta y permite remover el suelo. La altura del metal de la pala suele variar, pero no por azar. El modelo más corriente mide unos 25 cm, que corresponde poco más o menos a la capa arable superficial. Si se quiere trabajar más profundamente, hay que hacerlo con conocimiento de causa, con el peligro de remover en el subsuelo elementos impropios para el cultivo. Vienen luego una serie de aperos más especializados: las azadas, para realizar labores más profundas en tierras ligeras; los zapapicos, que se adaptan a las tierras pedregosas; y las horcas, empleadas en cultivos en que hay que cuidar las raíces, como los espárragos y los árboles frutales.

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