Juana de Arco: una pastora en auxilio de un rey

La predestinación guió su destino

Según la misma Juana, cuando tenía 13 años, al mediodía, en época de verano, oyó por primera vez una voz «enviada por Dios». El fenómeno, que se produjo repetidas veces, le marcó su destino: «echar de Francia a los ingleses, levantar el sitio puesto a la ciudad de Orleáns.» Convencida de que había oído a San Miguel, abandonó secretamente Domrémy. Después de pasar Vaucouleurs, villa próxima a Domrémy fiel al rey de Francia, y de haber recibido ayuda del capitán Robert de Baudricourt, se dirigió a Chinon vestida de hombre y consiguió entrevistarse con el rey. Juana nunca quiso revelar nada de la conversación. Juana la Doncella, como se llamaba a sí misma, confió al futuro Carlos VII un misterioso secreto, gracias al cual la creyó. Le dijo que Dios la había llevado hasta él para que pudiera ser consagrado rey en Reims.

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