¿La aldea universal es algo más que un sueño?

Dos ideologías, dos tipos de sociedades

La sociedad capitalista, personificada de momento por los Estados Unidos de América, ha desarrollado a lo largo de la historia un tipo de sociedad independiente en la que el trabajo está enmarcado por las finanzas y su ley es el beneficio. Se impulsa la iniciativa personal y se intensifica la lucha por la productividad, conforme al adagio: «Que gane el mejor». El código penal que rige esta sociedad se apoya en los derechos del hombre y los primeros delitos condenables son los que se insertan en el derecho común: ataque contra personas y bienes. En la sociedad comunista, cuyo prototipo es la URSS, todo está subordinado a la noción de Estado, el cual supervisa todos los ámbitos (económico, industrial, científico, político e incluso religioso). La noción de beneficio es reemplazada por la de una gran productividad «mejor, porque es comunista». Para llegar a esos resultados, todos los medios son buenos y van desde el desarrollo y la utilización de tecnologías propias de la URSS hasta la compra, incluso la desviación, de técnicas elaboradas en otros países. La fuerza principal de la sociedad comunista reside en las masas humanas fuertemente encuadradas por un aparato político-militar y una administración todopoderosa. El código que rige este tipo de sociedad está basado en los deberes del hombre respecto al Estado o de la patria comunista y en la jerarquía penal; se concede una prioridad absoluta al delito político o de opinión.

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