La Alemania nazi: «Un solo jefe, un solo pueblo, un solo Estado"

El artista frustrado

Adolf Hitler nació en 1889 en Braunau am Inn, Austria, en el seno de una familia modesta; su padre era oficial de aduanas. A una edad temprana se sintió atraído por la carrera artística y se negó a seguir los consejos de su padre, que esperaba verlo convertido en funcionario. Tras la muerte de sus padres, partió hacia Viena, donde fracasó en su intento de ingresar en la Academia de Bellas Artes. Por entonces conocería tiempos difíciles, viviría en la miseria, vendiendo telas y frecuentando los cafés, los asilos nocturnos y los «cabarets». De estos años duros obtuvo una buena cantidad de enseñanzas para su política futura. Intentó, además, librarse del servicio militar, no a causa de un ideal antimilitarista, sino por su honda hostilidad hacia Austria. Al ser rechazado para dicho servicio por un Consejo de admisión austriaco, se enroló como voluntario en Baviera, o sea en Alemania, desde los inicios de la Gran Guerra. Había sido un artista fracasado y rechazado, pero se comportaría como un héroe en el frente de guerra: fue herido, sufrió los efectos de los ataques con gas y recibió la condecoración de la Cruz de hierro, una distinción alemana muy apreciada.

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