La banca: en la encrucijada de los caminos de la economía

Historia de la banca

Los banqueros existen desde la más remota antigüedad. En los templos de Babilonia, 2.000 años a. C., se adelantaba a quien lo necesitaba una parte del trigo que le había sido confiado en depósito y que tenía obligación de devolver al templo. Eran préstamos a corto plazo, ya que debían devolverlo después de la cosecha, pagando por el préstamo un interés notable. Los hititas utilizaban este sistema con lingotes metálicos. Los griegos, maestros del comercio, difundieron la moneda bimetalista, desarrollaron las técnicas bancarias e inventaron el cheque. En Roma, desde el s. II a. C., los hombres de negocios financiaban las empresas privadas y los servicios públicos. Recaudaban los impuestos por cuenta del Estado y prestaban capitales cobrando por ello los correspondientes intereses. En la época imperial aparecieron los argentarii, que fueron los primeros banqueros privados. En la Edad Media, las actividades bancarias comenzaron a desarrollarse a partir del s. XI; estaban en manos de los judíos, ya que la Iglesia católica condenaba el préstamo con interés, y contribuyeron al enriquecimiento de los prestamistas, que se beneficiaron del auge del comercio. Por ejemplo, en Italia, varios comerciantes lombardos que sirvieron de intermediarios en el comercio entre Europa y Oriente vieron aumentar sus fortunas y abrieron establecimientos financieros en Francia, Alemania e Inglaterra.

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