La colonización de América

La organización del Imperio

Iberoamerica, exploración y conquista
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La primera preocupación de España fue consolidar las fronteras. Hacia el norte, los conquistadores apenas pasaron de la baja California, a pesar de que Coronado llegó, en 1540, hasta el Gran Cañón y las praderas. Hacia el sur, la conquista de Chile hubo de hacer frente a los temibles araucanos, y la colonización se detuvo en Santiago, fundada en 1552. Por todos los territorios comprendidos entre tales límites, docenas de aventureros surcaron montañas y espesuras a la búsqueda de El Dorado, el misterioso rey que, con ocasión de determinadas fiestas, se embadurnaría con aceite de trementina, para a continuación revolcarse en polvo de oro y, finalmente, bañarse en un lago al que con anterioridad habría arrojado cantidad de esmeraldas y de objetos preciosos. La organización de las colonias fue vigilada estrechamente desde Madrid, donde el Consejo de Indias tomó a su cargo su administración. Para reforzar el prestigio de sus funcionarios, el rey delegó su poder, en México y en Lima, en dos virreyes. Por su parte, la encomienda, destinada en principio a la educación religiosa de los indios y a la recaudación de impuestos, dio en ocasiones a los indígenas un trato esclavizante.

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