La destrucción de Jerusalén

La amenaza siria

Una minoría aristocrática se deja seducir por los encantos de Atenas y de Alejandría, pero el pueblo se aferra obcecadamente a su tradición. En el 168 a.C., el rey de Siria decide helenizar en profundidad Judea y, en particular, consagrar el Templo a Júpiter Olímpico. Estalla entonces la insurrección dirigida por Matatías, y después por sus hijos, llamados los Macabeos. Siria es detenida en su empeño, finalmente, por Roma, que, para infiltrarse en Oriente, apoya a los cabecillas locales frente a los grandes soberanos. A favor de esta confrontación todavía pacífica entre Roma y los descendientes de Alejandro, Palestina recobra su independencia. Durante un siglo, Israel restaura su Ley y su prosperidad.

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