La dialéctica: el pensamiento en movimiento

«¿Qué es antes: la gallina o el huevo?» Este es un ejemplo de una pregunta sofista. En efecto, los sofistas, en Grecia, llevaban hasta sus últimas consecuencias el poder que tiene la palabra para llevarnos a la confusión. Al mismo tiempo, iniciaron a los griegos en el arte del diálogo, es decir, en la dialéctica. Virtuosos más que sabios, iban de ciudad en ciudad desafiando en la plaza pública a los curiosos y disputando con los más ingenuos que se creían capaces de hacerles frente. Los sofistas negaban, con perfecta ironía, las evidencias más simples a los ojos de cualquiera. Preguntaban, por ejemplo: ¿Por qué Aquiles, tan rápido en la batalla, no puede alcanzar a la tortuga que marcha por delante de él? Primero debería recorrer la mitad del camino que le separa de la tortuga; después la mitad de la mitad restante; y nuevamente la mitad de la mitad, y así hasta el infinito. Esto es lo que Platón denominaba «la verdadera y noble sofistica», la que coloca un interrogante sobre la posibilidad de expresar todo por medio de la palabra.

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información