La España romana

La conquista

Penetración y conquista por Roma de la Península Ibérica
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El primer romano que llegaba a España, Cneo Escipión, desembarcó en Ampurias en el 218 a.C., con el fin de atacar la base del poderío de los cartagineses que en ese momento, al mando de Aníbal, invadían Italia. El avance de Cneo, ayudado por su hermano Publio, que acudió con refuerzos, terminó siendo cortado por Asdrúbal, hermano de Aníbal, que derrotó y dio muerte a los generales romanos. Pero en el 210, otro Escipión, Publio Cornelio, se apoderó de Cartagena, centro del poder cartaginés, ayudado por tribus indígenas. Los romanos se adueñaron de toda la franja costera oriental y del valle del Guadalquivir. Cádiz se entregó sin luchar. Pero el sometimiento de los pueblos del interior de la península no fue fácil, debiendo los romanos sofocar grandes sublevaciones, como las de los ilergetes, los turdetanos, lusitanos, celtíberos y otros. Roma envió para ello a generales tan prestigiosos como Catón, Sempronio Graco, Lúculo y Galba, Cepión, Metelo, Escipión Emiliano, Pompeyo, César y Augusto, quien logra la total pacificación en el 19 a.C. Doscientos años, pues, de lucha, que justifican las palabras de Tito Livio: "España fue la primera provincia atacada y la última vencida."

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