La idea y la realidad

La justicia en el universo interior

¿Pero no es cierto que comenzamos por comprender sin ninguna carga ideológica el concepto de justicia? El niño humillado o avergonzado, por causa de un castigo inmerecido o de un fracaso, se siente víctima de una injusticia. El adulto enfrentado con la incomprensión o con el rechazo de los que no aceptan su «diferencia» encuentra injusto el hecho de que no le acepten. Sólo en un segundo momento accedemos a la cara más oculta de la justicia, cuando descubrimos que los demás también sienten la necesidad de que les comprendamos tal y como son. La justicia habita en nuestro interior, por tanto, como un deseo y como un imperativo al mismo tiempo: el deseo de que se nos reserve un lugar equitativo en la comunidad humana; el imperativo de obrar de manera que entre todos consigamos un mundo más fraternal.

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