La inflación: azote o mal necesario

Causas y consecuencias de la inflación

Existen otras causas generadoras de inflación, como puede ser una oferta monetaria demasiado abundante, ya sea creada por lo Bancos (moneda crediticia) para hacer frente a las peticiones de crédito, o por el mismo Estado, a causa de sus grandes gastos públicos. La inflación tiene consecuencias negativas en la medida en que aumenta las desigualdades sociales ya existentes, al otorgar más ventajas a los detentadores de ciertas rentas y penalizar, por el contrario, a los asalariados, cuyo poder de compra se deprecia. Por otro lado, la inflación desvía el ahorro de las inversiones productivas para orientarlo hacia valores más seguros, como pueden ser inmuebles, obras de arte, divisas extranjeras, etc. Por último, supone nuevos desequilibrios en las relaciones económicas entre los distintos países. El alza de los precios disminuye la competitividad de los productos nacionales en los mercados exteriores y, por tanto, las posibilidades de exportación quedan reducidas, mientras que los productos fabricados en el extranjero, que no han sufrido estas mismas alzas, son más demandados, lo que origina un incremento de las importaciones que perjudica a la balanza de pagos nacional, conduciéndola a una situación deficitaria (excedentes de importaciones con relación a las exportaciones durante un período determinado, sobre la base de las estadísticas aduaneras). Este déficit debe compensarse mediante una disminución de las reservas del país, lo que puede acabar conduciendo a una devaluación de la moneda.

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