La marina del futuro: sus sueños y sus realidades

La marina frente a sus problemas

En dos ocasiones la energía ha planteado a la marina mercante de la posguerra problemas de supervivencia. Tras intentar encontrar las causas de los costes de explotación de los buques, considerados demasiado elevados, en los sueldos de las tripulaciones, hoy en día se ha ilegado a la conclusión de que, con las cuentas en la mano, el capítulo sueldos y cargos no es nada comparado con el precio del combustible. El problema, ya grave en el momento actual, podría conducir a un callejón sin salida ante los presupuestos de financiación de las compañías marítimas. En el plano relativo a la utilización comercial de los buques, si bien es cierto que se han adoptado numerosas medidas tecnológicas de rendimiento tras la primera crisis de Suez y después de 1973 (aumento del precio del petróleo), también es verdad que queda muchísimo por hacer para regularizar el mercado, como, por ejemplo, no construir más buques de los que sean necesarios y planificar los transportes marítimos a nivel internacional. A ello se oponen fundamentalmente las dos principales economías capitalista y socialista. Además, las flotas del Tercer Mundo y las que navegan con pabellón de conveniencia, al jugar la carta que más les conviene en el momento, introducen elementos que falsean el mercado de fletes. Los países del Este, al navegar con flotas pertenecientes al Estado, no se preocupan de trabajar con pérdidas.

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