La pesca costera: gran variedad de métodos

De ayer a hoy

Una vez que se conoció la técnica de secar el pescado en el mismo barco, los marinos se lanzaban a pescar cada vez más lejos, llegando a alcanzar hasta 500 piezas al día, bajo el mando siempre de un patrón. En todo el Mediterráneo aparecieron las ligeras chalupas sardineras y los barcos «puntiagudos» destinados a la pesca del atún. Los mares nórdicos se convirtieron en el dominio de los pescadores de arenques. La pesca costera se encontraba limitada desde siempre por la velocidad reducida de los barcos y por la dificultad de conservar el pescado únicamente a base de secarlo o de ponerlo en salazón; de ahí su carácter artesanal, hasta el primer tercio del s.XX. Esta pesca a pequeña escala, de tipo familiar, subsiste todavía y constituye una aportación importante para el aprovisionamiento de las poblaciones costeras y de los turistas de temporada. Pero en los países industrializados está gravemente amenazada por la progresiva despoblación de la fauna piscícola de los mares, a causa de unas capturas cada vez más incontroladas, y como consecuencia también de la contaminación de las aguas, debida a los vertidos –voluntarios o accidentales– de hidrocarburos y a la creciente urbanización de las costas. Este tipo de pesca utiliza las traínas, dragas (redes barrederas), redes traínas o jábegas y nasas (para los crustáceos) y todo tipo de cabos. Las dragas y las redes de fondo recogen no sólo el pescado propiamente dicho, sino también los crustáceos, los mariscos y los erizos de mar.

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