La lenta evolución de las prensas Cuando Gutenberg perfeccionó su prensa para imprimir, este aparato contaba con dos piezas esenciales: el mármol, especie de mesa fija que recibe la forma impresora, y la platina, pieza móvil que aplica una presión sobre el folio a imprimir, gracias al tornillo de brazo. En el s.XVI, este modelo inicial incorporó tres mejoras: el mármol se instaló sobre una corredera, hecho que lo hacía móvil en el plano horizontal y evitaba tener que subir demasiado la platina para liberar la forma y proceder a su entintado; el tímpano, una especie de cojín de estopa fijo sobre un cerco rígido, hizo que la hoja no fuese horadada entre dos formas duras y que se pudieran compensar las diferencias de altura de los caracteres; por último, la frasqueta, un cuadro con bastidor de hierro que deja libre la superficie sobre la que se ha de imprimir, protegió los márgenes de las páginas de manchas de tinta. En el s. XVII, el movimiento de presión se redujo en un cuarto de vuelta de la palanca de mando y un contrapeso ayudaba a subir la platina, lo cual aumentó el ritmo de la producción. En el siglo siguiente se sustituyó la madera por el hierro, en el soporte para la piedra, y se comenzó a utilizar el cobre para la platina.