Las economías de posguerra: de la reconstrucción a la prosperidad

Milagros y espejismos del sistema capitalista

Sostenida en parte por un crecimiento demográfico sin precedentes, el famoso babyboom de la década de 1950, la economía capitalista protagonizó por entonces una resurrección asombrosa. En la mayoría de los países occidentales y en Japón, la reconstucción y el crecimiento industrial que resultó de ella se llevaron a cabo dentro del marco de una economía planificada. Se trata de una planificación ágil e indicativa, en la que el Estado fija los objetivos prioritarios y su amplitud, en tanto que las empresas privadas realizan todo lo demás. Muy a menudo, como en Francia, en Italia o en España, el sector público ha adquirido una importancia cada día mayor. En un primer momento, el interés inicial se puso en las industrias de base; a continuación, el esfuerzo de las economías occidentales se volcó en las industrias de transformación y en el sector terciario. Se mantienen los problemas relacionados con la desigualdad del desarrollo entre los Estados Unidos y Europa, con la incapacidad para resolver la crisis del mundo agrícola ocasionada por el progreso tecnológico que favorece el éxodo rural y la superproducción, con la existencia del desempleo, provocado por la mecanización del trabajo. Pero hay optimismo: la preocupación mayor estriba en batir récords de crecimiento y no en repartir sus frutos.

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