Las ferias y el comercio medievales

Los «pies polvorientos»

Con el relanzamiento de la producción y de la demanda, las perspectivas de enriquecimiento se hacen tan considerables, que una nueva generación de comerciantes afronta toda clase de peligros para ir a vender y a comprar cada vez más lejos. Formando verdaderas expediciones armadas, dichos comerciantes aventureros recorren Europa, agrupados en asociaciones defensivas, las guildas o las hansas. Desde Italia, se dirigen a Flandes para comprar paño, y desde Flandes llegan hasta Sajonia para proveerse de cobre. Se les llama los «pies polvorientos». Poco a poco, las rutas se irán haciendo más seguras, y el pillaje oficial o criminal disminuirá, llegando incluso a desaparecer en algunas regiones. Pero ello sólo ocurre al precio de la generalización del sistema de tasas, puesto que los señores les venden, bajo forma de salvoconductos, la garantía de no ser desvalijados. Tales gastos se añadirán a los derechos de paso y a los portazgos, que se multiplican en los caminos, en los puentes y en las orillas de los ríos, a partir del s. XI.

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