Las máquinas en la Edad Media: logros decisivos

En la Antigüedad, los caballos se enganchaban por medio de una correa que iba por debajo del vientre del animal y otra que iba en el cuello. Como la correa oprimía al animal, éste no rendía más que una mínima parte de su fuerza. El nuevo sistema de tiro estaba compuesto por una collera rígida que se apoyaba sobre las paletillas del caballo; a partir de esta innovación fue posible emplear caballos, que son mucho más rápidos que los bueyes, tanto para arrastrar cargas pesadas como para labrar los campos. Este tipo de collera se introdujo en Europa entre los s. VIII y IX. Con ello se transformaron las técnicas de labranza: el nuevo arado llevaba una rueda de tracción, delantera, y una reja horizontal. También por esta época aparece en Occidente la silla, tal como la conocemos hoy, el estribo y el herraje con clavos o tachones, que protegía los cascos del animal, sin lo cual, éste se fatigaba más rápidamente.