Las penas, la prisión y la tolerancia

Castigar un acto o castigar a un hombre

Un siglo más tarde, las ciencias humanas iban a volver a poner en tela de juicio una parte de la antedicha construcción teórica. En un sistema de penas fijas, el tribunal carece de la posibilidad de tener en cuenta la historia personal del delincuente. Una vez establecidos los hechos constitutivos de la infracción y reconocida la responsabilidad de su autor, los jueces no pueden más que aplicar tajantemente la pena prevista por la ley. Ahora bien, ningún hombre es igual a otro. Cada uno se distingue de los demás en cuanto a salud, carácter, modo de vida, etc. Y, además, ¿se puede hablar realmente de libre albedrío? Una justicia ciega, que no contemple más que el acto cometido, en efecto, y que no se interese por las circunstancias y las motivaciones, ¿puede ser considerada verdadera justicia? Bajo la presión de todas estas ideas nuevas, los códigos penales fueron modificados poco a poco para que los jueces pudiesen individualizar la pena.

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