Los extraordinarios recursos de la genética

La selección natural: un grupo de élite

El naturalista Charles Darwin estableció en el s.XIX los fundamentos de una teoría de la evolución de las especies. Se basa en un princi-pio según el cual la evolución no se produce de forma puramente aleatoria, sino que está regida por la ley del más fuerte o, mejor dicho, del mejor adaptado. La incidencia de los factores del medio y, de manera general, la competencia que se establece entre los organismos vivientes, favorecen la conseivación de las especies mejor pertrechadas para la lucha por la supervivencia; las otras son eliminadas despiadadamente o se ven obligadas a marginarse en condiciones muy precarias. Pero entonces, ¿cómo es posible que sigan conviviendo un número tan grande de especies en un planeta tan ferozmente elitista? Darwin ha facilitado una explicación basada en la extraordinaria plasticidad de la materia viviente, que es capaz de adoptar gran número de formas parecidas unas a otras dentro de una misma especie. El principal mecanismo que permite producir estas numerosas variaciones sobre un mismo tema sigue siendo un misterio y se le ha dado el nombre de mutación. Es un brusco salto genético que convierte una especie en otra de características distintas.

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