Los Fugger y la organización de la economía

Jakob, «el rico»

Honorablemente prestigiada desde el s. XIV, la casa Fugger supo sacar partido de su situación en la ruta de Venecia para lanzarse al comercio de las especias, de la seda y del paño. Pero su verdadero florecimiento comenzó en 1473, cuando Jakob se puso al frente de la familia. Se trataba de un hombre de acción en el sentido moderno del término, y sus ambiciones eran extremadamente sencillas: ganar la mayor cantidad de dinero posible. Nada, ni las preocupaciones artísticas y culturales de su tiempo, ni el prestigio de la vida nobiliaria, podía igualar a sus ojos el atractivo de los negocios. En un plazo muy breve, ensanchó el campo de las actividades de su firma. En 1487, cerró con Segismundo de Habsburgo un contrato que habría de convertirse en modelo: como garantía de un importante préstamo, obtuvo una participación en las minas de plata del Tirol. En el transcurso de los años siguientes, consiguió el control de las minas de cobre y de plata de Hungría, y muy pronto se quedó también con el mercado de cobre de Venecia. Sus filiales fueron cubriendo poco a poco la Europa central, los Países Bajos e Italia. A su muerte, el capital de los Fugger se elevaba a 1,6 millones de florines renanos.

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