Los gigantes más ligeros que el aire

Los primeros récords

El francés Dupuy de Lôme, con un dirigible propulsado… con energía humana, se elevó en Vincennes el 2 de febrero de 1872. Los ocho hombres de la tripulación accionaban manualmente la hélice y consiguieron alcanzar una velocidad de 10 Km/h. La prensa de la época se hizo eco irónico de tal éxito: los «galeotes del aire» han sacado sus fuerzas del ron. En 1883, y con un dirigible equipado con motor eléctrico, Gaston y Albert Tissandier efectuaron dos vuelos (uno de ellos sobre un recorrido de 26 Km) a una velocidad media de 5 Km/h.

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