Los judíos: pueblo elegido, pueblo maldito

La situación en Occidente

En los tiempos de César existían en el Mediterráneo occidental, así como en Grecia y en los Balcanes, numerosas comunidades judías que se van haciendo cada vez más fuertes, sobre todo a partir del s. VII. Sin embargo, los judíos encontrarán las condiciones más favorables para su instalación en Italia y en España, adonde llegan pasando por Africa del Norte. La España musulmana favorece su inmigración, y en ella llegarán a conocer una verdadera edad de oro, aunque, a finales del s. XI, se ven obligados a replegarse hacia el norte, a tierra cristiana, desde donde algunos se dirigirán al sur de Francia, y después a Inglaterra. En la mayor parte de las monarquías europeas, los judíos constituyen una comunidad que, en cada población, construye su barrio alrededor de la sinagoga, y que depende directamente del rey o del príncipe en cuanto al pago de los impuestos y a las servidumbres civiles. Tales comunidades son administradas por una asamblea que nombra a los rabinos, administra justicia y promulga las reglamentaciones acordes con los ritos para todos los aspectos de la vida cotidiana: alimentación, indumentaria, espectáculos, etcétera.

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