Los juegos circenses, instrumento de la política

Más que una simple diversión

En realidad, en el transcurso de los aproximadamente cinco siglos de su historia, los juegos nunca fueron considerados desde tales perspectivas. Por el contrario, se adscribían a la tradición religiosa más profunda. Bajo la República, se los consideraba un rito necesario para el mantenimiento de buenas relaciones entre los hombres y los dioses. Los dioses mismos, representados en un primer momento por maniquíes recubiertos de atributos divinos y más tarde por sus estatuas, participaron siempre en los juegos, incluso bajo el Imperio, cuando éstos perdieron su carácter de ritual religioso para convertirse en soportes del poder imperial.

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