Los metales no ferrosos y las economías de reciclaje

Los principales metales no ferrosos

En primer término hay que citar el aluminio, elemento muy abundante en la corteza terrestre. Este metal se produce a partir de la bauxita transformada en alúmina, a menudo en la proximidad de los yacimientos; el aluminio se obtiene a continuación por medio de la electrólisis. Sus cualidades de ligereza, ductilidad y resistencia a la corrosión lo convierten en una sustancia predilecta en el sector de los transportes (aeronáutica), de la construcción, de los embalajes y, en la actualidad, en el ámbito de la electrotecnia (líneas de transmisión de energía eléctrica). El cobre, que ha tenido un papel importante en el desarrollo de las civilizaciones, se utiliza en la actualidad principalmente como conductor de electricidad y de calor. Su buena resistencia a la corrosión le proporciona la posibilidad de aplicaciones industriales y domésticas. Las propiedades fungicidas y bactericidas de las sales de cobre se aprovechan en la agricultura y en la viticultura. El estaño, conocido desde la Antigüedad en forma de aleación con el cobre (bronce), se utiliza en particular como revestimiento anticorrosivo del hierro dulce (hierro blanco) destinado a las latas de conservas. También sirve para la fabricación de espejos y entra en la composición de muchas aleaciones. El plomo, utilizado para tubería, proyectiles, techumbres, aislamiento de los conductores eléctricos y para la imprenta, es hoy un componente esencial de las baterías de acumuladores. El cinc, cuyas aplicaciones se desarrollan poco, se usa en especial para proteger al hierro de la corrosión (galvanización).

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