Los papas de Aviñón

Roma, presa de la guerra civil

Pero en los años siguientes, el poder pontificio fue puesto en tela de juicio, y con frecuencia de manera brutal, por el rey de Francia, que saqueó a su antojo las posesiones de los templarios. El sucesor de Bonifacio VIII, Benedicto XI, acabó por ceder a todas las exigencias de Felipe el Hermoso. Durante ese tiempo, toda Italia fue presa del desorden. A la muerte de Benedicto XI, en 1304, los cardenales salieron de Roma y eligieron como papa a un francés, coronado en Lyon, en 1305, con el nombre de Clemente V. Este nuevo soberano pontífice tuvo el empeño de reconciliar a los reyes de Francia y de Inglaterra, para comprometerlos a una nueva cruzada. Dudando sobre si regresar a Roma, desgarrada por la guerra civil, viajó en primer lugar a Aquitania, su tierra natal, y a continuación fijó provisionalmente su residencia en Aviñón.

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