Picasso: destructor y creador de formas

Un joven pintor español en París

Asombrosamente precoz (pintó su primer cuadro a los ocho años), Picasso, nacido en Málaga, se instaló primero en Barcelona, en el medio cultural catalán, que admiraba a los pintores contemporáneos. Dando la espalda al universo de la Belle Epoque, expresa, mediante un lenguaje de un color dominante, la «tristeza estéril» y la soledad de los seres abandonados. Esta «pintura mojada, azul como el húmedo frío del abismo y compasiva», según Apollinaire, se aleja de la necesidad de contar algo. El Bateau-Lavoir en París, donde se instaló en 1904, reúne a jóvenes pintores y poetas. Sus lienzos de entonces muestran a los saltimbanquis de un circo vecino en una atmósfera coloreada más dulce, llamada la «época rosa». En el transcurso de un viaje a España, Picasso se inclina hacia la escultura mediterránea, medita las formas arcaicas y endurece el modelado de sus figuras (1906).

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