Prestigio de Roma: la elocuencia, la historia y la poesía

Las primeras transfiguraciones de los modelos griegos, si exceptuamos las comedias de Plauto (250-184 a. C.) y de Terencio (185-159 a. C.), las realizaron los poetas. Lucrecio, discípulo de Demócrito (s. V) y de Epicuro (341-270), creó hacia el año 60 a. C. uno de los más bellos poemas científicos del mundo: De la naturaleza (De rerum natura). Combatió las supersticiones con un apasionado ardor; presentó los orígenes del mundo mediante imágenes suntuosas y densos versos, cuyas armonías repercuten largamente en el alma del lector. La poesía alejandrina, a su vez, se matizó de un vigor y una sinceridad completamente romanas con Cátulo (hacia el 87-54), maestro de los elegíacos de la generación siguiente: Tibulo, Propercio y Ovidio. En prosa, Ciceron (106-43) latinizó la filosofía griega, exponiéndola con eclecticismo en una docena de tratados que tuvieron gran difusión.