San Agustín: una obra al servicio de la Iglesia

De Platón al Evangelio

Agustín nació en el 354 en Tagaste (la actual Souk-Ahras, Argelia), de madre cristiana y padre pagano. Es un romano de Africa, formado en Madaura -la ciudad del célebre escritor Apuleyo- y, después, en Cartago -donde habían sido famosos Tertuliano y San Cipriano-. Es representante de la mejor cultura antigua. Se inicia en la reflexión con Cicerón, pasa por el maniqueísmo y luego le fascina la belleza de la filosofía neoplatónica, hasta convertirse a la fe cristiana, en el 386. En el 395 es obispo de Hipona, cerca de Bona, y se va a revelar como un autor brillante y fértil. Su obra ilustra toda clase de géneros: polémicas diversas, fervientes tratados de filosofía o de teología (La Trinidad), elegantes comentarios de la Biblia (Sobre los Salmos, Sobre el Evangelio de San Juan), autobiografía, visión profunda de la historia. Literariamente, una admiración unánime ha situado en el más alto lugar las Confesiones y La ciudad de Dios. Agustín murió en el año 430, en un Africa del Norte invadida por los vándalos.

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