San Francisco de Asís o la alegría pura

Microcosmos y macrocosmos

El fundamento de esta nueva cultura europea lo debe todo a la idea cristiana de la creación. Dios está en el centro del mundo, y el hombre no es más que un mediador entre El y la Naturaleza. El papel previsto para el hombre por la divinidad es, pues, un papel privilegiado, puesto que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Los auténticos cristianos son quienes se esfuerzan en conformar el hombre, ese microcosmos, a la divinidad, el macrocosmos, dado que el uno y la otra presentan la misma armonía y aspiran a la misma plenitud, simbolizada por el paraíso. Lo que queda por descubrir es el camino que conduce a dicha plenitud.

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