Una arquitectura visionaria

La arquitectura al servicio de la utopía

Posteriores a la explosión barroca de la Edad Media y del Renacimiento, preconizarán el advenimiento de un mundo mejor y menos violento, proponiendo una arquitectura más ordenada, depurada, buscando las proporciones, consideradas perfectas, de la arquitectura antigua. El estudio de la Antigüedad debía permitir alcanzar la sencillez de la naturaleza y, a través de ella, acceder a ese mundo ideal. De ahí procede la doble vertiente de su arquitectura, que se ha tachado algo peyorativamente de neoclásica: por una parte, la vuelta a las fuentes de la historia humana, y, por otra, la esperanza de un futuro más seductor.

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